Por Jorge Alberto Garrappa
Para conocer la Ciudad Eterna hace falta toda una vida. Lo reconocen los propios romanos.
Y es verdaderamente así.
En esta oportunidad he querido ver edificios y espacios che no ven –por lo general- los turistas pero, que los ciudadanos romanos usan diariamente.
Uno de estos espacios es el Largo di Torre Argentina, en el corazón mismo de la capital del estado italiano.
Allí están las ruinas del Teatro de Pompeyo, entre cuyos restos arqueológicos viven decenas de gatos que, la Asociación Colonia Felina Torre Argentina- da en adopción a quien quiere cuidar de algunos de ellos.
Todo esto no sin antes compilar las formas establecidas cuya documentación emite dicha asociación.
Mi amigo Fabio -de origen siciliano pero romanísimo el- y su esposa Ada se han transformado en “papa” y “mama” de una pareja de estas criaturas que han querido bautizar como Romeo y Clelia.
A parte de esto, muchos turistas argentinos van allí creyendo encontrar un homenaje de Roma al país sudamericano.
Teniendo en cuenta la gran colectividad italiana residente en nuestro país, la atracción parece lógica y fundamentada.
En cambio, no es así.
Fabio dice que el nombre “Argentina” deriva del sonido agradable “plateado” de una campana. En la guía de Roma, se afirma en cambio que la Piazza toma el nombre de la Torre Argentina, asi llamada por Johannes Burckardt (en italiano Burcardo), quien desde 1483 fue maestro de ceremonias ininterrumpidamente, de los Papas: Sisto IV, Innocenzo VIII, Alessandro VI Borgia, Pio III y Giulio II.
El prelado, habia nacido en Estrasburgo, Argentoratum in latin. He allí porque amaba llamarse Argentinus.
El había adquirido los terrenos sobre los restos del Teatro de Pompeyo, haciendo construir su palacio, llamado Casa del Burcardo, en vía del Sudario 44.
Desde 1730, la propiedad fue parcialmente utilizada para construir el Teatro “Argentina” quedando la torre “ottocentesca” incorporada en una sobreelevación.
En 1909 se decidió reconstruir algunas partes de la capital del nuevo Reino de Italia, entre las cuales la zona de Torre Argentina.
A consecuencia de los trabajos, fueron descubiertos los restos marmóreos de una estatua colosal. Luego, las excavaciones arqueológicas llevaron a la luz un area sacra, de la época republicana de Roma.
Benito Mussolini, decidió entonces acondicionar el área para constituir el llamado Foro Argentina. El propio Duce lo inauguro en abril de 1929.
El palacio del Burcardo, restaurado, fue destinado a hospedar la SIAE (Societa Italiana degli Autori ed Editori), la Biblioteca y el Museo teatral del Burcardo.
También este “asilo felino” forma parte de la fascinación y la historia de la ciudad de Romulo y Remo, la cual requiere ser descubierta. Solo a pie.
Yo, como de costumbre, arroje una moneda en la mítica Fontana de Trevi. Por ello estoy seguro que retornare. Algún día.
Arrivederci Roma!
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