La casa común de todos.
Y la careta, es una
máscara.
Por lo tanto, falsa.
Oculta el
verdadero rostro.
Las personas se liberan detrás de sus mascaras.
Como en un patetico carnaval.
El caretaje es un
colectivo social tipicamente argento.
Por ende, también urbano.
Muchos vivimos en urbes venidas a mas.
Ciudades careta.
Allí se dice al otro lo
que este quiere oír.
Especialmente si, el otro,
tiene algún tipo de poder.
Guay de decir la verdad.
De frente y con franqueza.
Antes se preferirá el
silencio hipócrita.
La verdad se reservará
solo a círculos muy íntimos.
De familia o de amigos.
De esa trastienda, la
verdad saldrá enmascarada.
Convertida en rumor.
Detrás de una careta.
Cuanto más deformada y
exagerada, mejor.
La deplorable máscara de una cobarde catarsis.
Esa careta puede
escondernos a todos.
De todos los demás
enmascarados.
Así nadie debe hacerse
cargo de esa verdad.
Quien la piensa y la dice, será
condenado a la cruz.
Antes o después,
irremediablemente.
Y sobre el podrán caer
duros castigos.
La venganza o, el peor de
todos, el ostracismo.
Solo por decir su verdad
que es de muchos otros.
Pero que ellos jamás dirán.
Resabios porfiados de
pueblo chico.
Y
de hombres pequeños.