"Escribid con amor, con corazón, lo que os alcance, lo que os antoje. Que eso será bueno en el fondo, aunque la forma sea incorrecta; será apasionado, aunque a veces sea inexacto; agradará al lector, aunque rabie Garcilaso; no se parecerá a lo de nadie; pero; bueno o malo, será vuestro, nadie os lo disputará; entonces habrá prosa, habrá poesía, habrá defectos, habrá belleza." DOMINGO F. SARMIENTO



sábado, 10 de enero de 2009

IGLESIA DE LA COMPAÑIA DE JESUS (CORDOBA)

El nombre
La primera ermita jesuítica fue consagrada a los santos protectores de la Ciudad: Tiburcio y Valeriano, soldados y mártires romanos cuya conmemoración es el 14 de abril.
Cuando se edifico la actual iglesia de la Compañía, los jesuitas mudaron el cuadro de los dos mártires al altar mayor, hecho por Giuseppe Brasanelli, por cuanto el primero y verdadero nombre de la iglesia fue San Tiburcio y Valeriano, mas conocida como Iglesia de la Compañía de Jesús.
El problema del techo
En 1667 los trabajos se detuvieron por el problema de la construcción del techo. Las causas:
a) No era posible pensar en una bóveda de ladrillo porque los muros no eran tan gruesos y resistentes.
b) Teniendo en cuenta las dimensiones de la nave central (10.75 m), no existían vigas de madera tan largas en las cercanías de Córdoba.
El sistema Delorme
Los conceptos del arquitecto Philibert Delorme fueron desarrollados en su libro escrito en 1561, “Nouvelles inventions pour bien bastir et a petit frais”, es decir, como construir bóvedas y cupulas a bajo costo.
El sistema estructural Delorme proponía secciones dobles de pequeñas piezas de madera, cuyas uniones no debian coincidir en la longitud.
Estas pequeñas piezas unidas sólidamente, entran en tensión entre ellas creando un juego de equilibrio manteniendo la característica de bloque autoportante.
Esto consentía la construcción de arcos que podían superar grandes luces con el empleo de secciones menores, por otra parte fáciles de conseguir.
El diseño Lemer
Fue convocado entonces el hermano coadjutor, de origen belga, Felipe Lemer (o Lemaire) quien había trabajado en la construcción de barcos en astilleros de Inglaterra, Portugal y Brasil.
Fue personalmente a las Misiones jesuíticas del Paraguay en búsqueda de la materia prima para el entramado de madera de la Iglesia de la Compañia.
Con aquella carga flotante descendió el Paraná y el Coronda (alrededor de 1600 Km) hasta la desembocadura del Carcarañá -hoy Puerto Gaboto- en la Provincia de Santa Fe, para después alcanzar Córdoba por tierra.
Este ultimo tramo del trasporte de troncos -de 5/6 metros de longitud- tuvo necesidad de utilizar muchos caballos e indios para arrastrarlos por mas de 350 Km. hasta Córdoba.
La construcción de la bóveda de madera demando 12 años y el entramado, hecho con pequeñas piezas de cedro misionero, asemeja al casco de un barco invertido.
Lemer murió en 1671 por lo que se presume que la bóveda fue terminada antes de su deceso e inaugurada en 1672.
Después de esto el mismo sistema constructivo fue utilizado en las Iglesias Jesuíticas de Santa Fe y Salta.
La mano de obra
En la erección de la capilla trabajaron gratis muchos hermanos jesuitas y otros tantos indios asalariados.
Toda la madera, extraída de los bosques misioneros y paraguayos, fue labrada por carpinteros guaraníes o sea, indios artesanos traídos de las misiones jesuíticas del norte.
Cada arco de la estructura principal esta compuesto por una doble sección de vigas curvadas de alrededor de 3 m. de longitud unidas entre si con cuñas de madera.
a su vez, sobre cada arco se apoyan las vigas de cubierta que soportan los listones clavadores de la cubierta de tejas de terracota del techo inclinado a dos faldones.
Los clavos de unión -propuestos por Delorme- fueron reemplazados -por Lemer- por 3.000 cuñas de madera de modo que las tensiones estructurales del sistema sean más homogéneas.
Además diseñó un sistema de tablas -cada 30 cm aproximadamente- interpuestas entre los arcos -separados 1 metro entre si- de manera de crear una unión en el sentido longitudinal de la nave que hiciera mas solida la estructura.
Completa el conjunto un cielorraso de delgadas tablas de cedro, sutilmente curvadas y fijadas a las tablas de arriostramiento transversal.
Finalmente la bóveda fue recubierta, desde abajo, con una tela adherida y pintada, con la técnica del “dorado a la hoja”, con motivos fitomorfos y molduras que coinciden con el ritmo de la estructura.
Este maravilloso decorado no permite ver desde el interior de la nave la magnifica resolución estructural de los techos.
Conclusión
Un sistema muy ingenioso y ventajoso que hace posible salvar grandes luces con el uso de pequeñas secciones de madera.
Con el mismo revolucionario sistema constructivo fue construida la bóveda de la Capilla Domestica junto a la Iglesia, más pequeña pero de igual terminación.
Algunos aseguran que esta capilla fue la prueba de Lemer antes de realizar la monumental bóveda y cúpula de la iglesia hoy declarada Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO.