"Escribid con amor, con corazón, lo que os alcance, lo que os antoje. Que eso será bueno en el fondo, aunque la forma sea incorrecta; será apasionado, aunque a veces sea inexacto; agradará al lector, aunque rabie Garcilaso; no se parecerá a lo de nadie; pero; bueno o malo, será vuestro, nadie os lo disputará; entonces habrá prosa, habrá poesía, habrá defectos, habrá belleza." DOMINGO F. SARMIENTO



jueves, 26 de julio de 2012

LAS FONTANAS DE AGUA SURGENTE DE ROMA

Por Jorge Alberto Garrappa


No es ninguna novedad el hecho de descubrir la genialidad y el grado de desarrollo tecnológico alcanzado por los romanos en la época del Imperio.
Bastaría ver las míticas vías empedradas que, naciendo de la capital, atraviesan toda Italia.
Bastaría ver las “domus” pompeyanas, con sus impluvios y compluvios, que permitían recoger y almacenar el agua de lluvia para luego utilizarla de distintas maneras.
Bastaría ver los pequeños orificios, realizados en el pavimento de mármol del Panteón de Agripa, con los que –imperceptiblemente- se evacua el agua de lluvia que entra desde el óculo superior del gran monumento funerario.
Bastaría ver los magníficos acueductos que atraviesan los valles, entre las colinas, para conducir las aguas surgentes al centro poblado.
Todas obras de arquitectura, ingeniería e infraestructura que aun hoy sorprenden tanto a legos como a especialistas.
Dicen que conocer las fuentes de Roma ya justifica un viaje. De cualquier manera, recorriendo la ciudad -a pie y con una botellita de agua surgente- uno se encuentra a cada paso con estas monumentales obras de arte e ingeniería hidráulica.
Dicen también que, cada fuente de Roma, es el punto terminal de algún acueducto romano.
Mi espíritu periodístico me llevo a investigar sobre el particular y, mi espíritu docente, a condensarlo en un informe para su análisis y debate en los claustros.
Hay que decir que, los romanos, preferían que el agua de sus acueductos fluyese cuesta abajo, por gravedad, con lo que se evitaba aplicarle presión para que corriera.
Si, por el motivo que fuese, esto no era posible, el ingenio romano encontraba la solución con la construcción de “sifones”.
Los sifones funcionaban como vasos comunicantes, compuestos por tres elementos: un tubo descendente, uno horizontal y uno ascendente.
El tubo descendente era de mayor diámetro que los otros dos para que el agua adquiera presión suficiente y, una vez atravesado el tubo horizontal -que evita el cambio violento de dirección-, ascienda y continúe su camino.
Si uno ve el trazado de los acueductos de la antigua Roma, puede apreciar una especie de araña con centro en el núcleo urbano.
Bien, estos acueductos tienen sus nacientes en ríos y surgentes y sus terminales en establecimientos de baños (termas) o en distintas fuentes.
Dijimos que once son los acueductos de la Roma Antigua: Aqua Appia, Aqua Vetus, Aqua Marcia, Aqua Tepula, Aqua Iulia, Aqua Virgo, Aqua Alsietina, Anio Novus, Aqua Claudia, Aqua Traiana y Aqua Alexandrina.
Se sumaron en épocas de la Iglesia: Aqua Felice, Aqua Acetosa y Acqua Angelica, entre otros.
De las más de doscientas fontanas monumentales ubicadas en las terminales de estos acueductos o en algún tramo de su recorrido, elegí las siguientes:
Fontana dell’Acqua Acetosa (avinagrada) en el Piazzale Acqua Acetosa (zona Parioli). Proviene del acueducto Acetosa (Bernini s. XVII).
Fontana Ara Coeli (Altar de los Cielos) en la Piazza d’Ara Coeli (zona Piazza Venezia). Agua proveniente del acueducto Felice (Porta-Gucci-Brasca s. XVI).
Fontana del Babuino en Via del Babuino (Zona Campo Marzio). Sus aguas provienen del acueducto Felice.
Fontana delle Api (abejas) en Piazza Barberini (Zona Ludovisi-Colonna). Proviene del Aqua Marcia (Bernini s.XVII).
Fontana del Tritone en Piazza Barberini (Zona Ludovisi-Colonna). Acueducto Acqua Felice (Bernini s.XVII).
Fontana de la Bocca della Verita (boca de la verdad) en Piazza Bocca della Verita (Zona Rione Ripa). Acqua Felice (Bizzaccheri-Bai-Moratti s.XVIII).
Fontana della Dea Roma (diosa Roma) en Piazza del Campidoglio (zona Rione Campitelli). Acqua Felice (Bartolani s.XVI).
Fontana dei Leoni Capitolini en subida Campidoglio (zona Rione Campitelli). Acqua Felice (Pietrangeli s.XVI).
Fontane del Palazzo di Giustizia en Piazza Cavour (Zona Prati). Acqua Paola (Claderini s.XX).
Fontana di Piazza Colonna (columna de Marco Aurelio) en Piazza Colonna. Acqua Vergine (De la Porta s.XVI).
Fontana del Colosseo en Piazza del Colosseo. Acqua Felice,
Fontane di Borgo Vecchio en Via della Conciliazione. Acqua Paola (s.XVII).
Fontana della Farnesina en Piazza della Farnesina. Acqua Marcia (Pomodoro s.XX).
Fontana dei Fori Imperiali en Via dei Fori Imperiali. Acqua Felice.
Fontana dell’Acqua Paola en via Garibaldi (Zona Gianicolo). Acqua Paola (Fontana-Ponzio s.XVII).
Fontana dei Fiumi (Danubio, Nilo, de la Plata y Ganges) en Piazza Navona (zona Parione). Acqua Vergine (Bernini s.XVII).
Fontana del Moro en Piazza Navona. Acqua Marcia (Della Porta-Bernini s.XVI-XVII).
Fontana del Nettuno en Piazza Navona. Acqua Vergine (Della Porta s.XVI).
Le quattro Fontane en Via delle quattro Fontane. Acqua Felice (s.XVI).
Fontana del Pantheon en Piazza della Rotonda. Acqua Vergine (Della Porta s.XVI).
Fontana delle Naiadi en Piazza della Repubblica. Acqua Marcia (Guerrieri s.XX).
Fontana di San Giovanni in Laterano en Piazza San Giovanni in Laterano (Zona esquilino). Acqua Felice (s.XVI).
Fontana di Santa Maria Maggiore, en Piazza Santa Maria Maggiore (zona esquilino). Acqua Felice (Maderno s.XVII).
Fontana di Santa Maria in Trastevere en Piazza S. Maria in Trastevere (zona Trastevere). Acqua Paola (Fontana s.XVII).
Fontana della Barcaccia en Piazza di Spagna (zona Campo Marzio). Acqua Vergine (Bernini s.XVII).
Fontana di Trevi en Piazza Trevi. Acqua Vergine (Salvi s.XVIII).
Fontana di Trinita dei Monti (zona Campo Marzio). Acqua Felice (Lippi s.XVI).
Fontana dell’Adriatico en Piazza Venezia. Acqua Marcia (Quadrelli s.XX).
Fontana del Tirreno en Piazza Venezia. Acqua Marcia (Canonica s.XX).
Fontana del Viminale en Piazza del Viminale (ministero dell’Interno). Acqua Felice (Manfredi s.XX).
Además de estas y otras muchas fuentes, durante todo el trayecto de los acueductos, surtidores de fundición o piedra (llamados “nasoni” o narizones por la forma de su pico) vierten agua potable apta para el consumo humano.
La estrecha relación con el agua fue, es y será una característica distintiva del pueblo romano. A punto tal que, hasta ahora, la Comuna (SPQR Senatus PopulusQue Romanus) no ha logrado llevar adelante ningún proceso de privatización de este servicio público.
Ni que decir de la calidad del agua, que permanentemente vierten los narizones y fuentes romanas. Ella es excelente y fresca como ninguna.
Claro, esto hace perder fortunas a los embotelladores de agua mineral que ven como millones de turistas y residentes recargan incesantemente sus botellas mientras disfrutan de las bellezas de la Ciudad Eterna.

martes, 24 de julio de 2012

EL “TEMPIETTO” AL ALCANCE DE MI MANO

Por Jorge Alberto Garrappa



 
Apenas llegue a Roma, se lo hice saber a mi amiga María Luisa.
Ella, con la disponibilidad que la caracteriza, programo un “giro” por la Ciudad Eterna.
Comenzamos por visitar el lugar en que ella desempeña sus tareas habituales: la Real Academia de España en la Capital italiana.
La sede de la Academia está ubicada en la colina del Gianicolo, en el antiguo convento de San Pietro in Montorio. 
Fue enclave de singular importancia para la Cristiandad y muy ligado a la historia de España de finales del siglo XV.
Para llegar hasta la cima de la llamada “octava colina” romana, debimos pasar primero por la Fontana dell'Acqua Paola. Se trata de una monumental fuente de mármol, realizada en el siglo XVII, para celebrar la reapertura de un antiguo acueducto romano.
Más adelante, encontramos el Piazzale del Faro. Este contiene el precioso faro Manfredi -construido en 1911- donado por los italianos de Argentina, a la capital de la Madre Patria.
Sobre el murete del Piazzale del Faro, una placa de mármol blanco, colocada el 24 de marzo de 2006, recuerda con algun error de escritura: “A 30 anni del Golpe Militare in Argentina – Nunca mas – Mai Piu – SPQR – Embajada Rep. Argentina”.
Por fin, llegamos a la amplia explanada del conjunto monumental formado por la iglesia y el convento franciscano de San Pietro in Montorio.
El grupo edilicio está dotado de dos claustros. En uno de los ellos se levanta el Templete del Bramante.
Hacia ese claustro, precisamente, se abre la ventana de la oficina de María Luisa. Increíble. Extendí mi brazo y casi pude tocar esa joya arquitectonica de Donato Bramante que tantas veces vi en los libros de Historia de la Arquitectura.
Su construcción, levantada en el lugar preciso de la crucifixión de Pedro, fue posible gracias al patrocinio de los Reyes Católicos. Su protección y mantenimiento continua en la actualidad bajo la responsabilidad de España.
Pude saber que, en 1870, con Roma ya anexada al Reino de Italia, el complejo de San Pietro in Montorio, pasó a manos de la Junta Liquidadora de Bienes Eclesiásticos.
La Legación española solicitó el reconocimiento de los derechos históricos seculares de la Corona de España sobre el lugar y firmo con Italia un documento de transacción del conjunto monumental -el 21 de agosto de 1876- para instalación de una academia de bellas artes.
La sede de la Real Academia de España fue inaugurada oficialmente el 23 de enero de 1881.
Mas alla, las estatuas ecuestres -en bronce- que representan a Giuseppe Garibaldi y a su esposa Anita Garibaldi, forman parte del parque conmemorativo que recuerda los sucesos que tuvieron lugar en el Gianicolo, durante el asalto del ejército francés a Roma en 1849.
La particularidad es que “Marsala”, la famosa yegua de Garibaldi, tiene sus cuatro patas apoyadas en el piso, mientras el caballo de Anita, dos patas en el aire.
En Europa, desde la época del Imperio Romano hasta el Renacimiento, se representaban las estatuas ecuestres según la causa de muerte del personaje homenajeado.
Dos patas apoyados en el suelo, significaban su muerte en combate. Tres patas apoyadas, muerte por causa de heridas de combate y cuatro patas apoyadas, muerte de causa natural.
De hecho esta regla no se cumple a rajatablas en todas partes, basta recordar las estatuas ecuestres del General San Martin en nuestro pais.
De todos modos, siempre es interesante descubrir las concepciones artísticas, evocativas y significativas desarrolladas y representadas a lo largo de la historia.

ARA PACIS: LA MANO DE RICHARD MEIER EN ROMA

Por Jorge Alberto Garrappa



“Cuando volví a Roma de la Galia y de la España, bajo el consulado de Tiberio Nerón y Publio Quintillo, llevadas felizmente a termino las campañas en aquellas provincias, el Senado decretó que se debiese consagrar un ara (altar) a la Paz augusta en el Campo Marzio y ordenó que, en él, los magistrados, sacerdotes y las vírgenes vestales celebrasen cada año un sacrificio".

Con estas palabras, Augusto, en su testamento espiritual, trasladaba la voluntad del Senado de construir un altar a la Paz, a continuación de las campañas -por el llevadas a cabo- al norte de los Alpes entre el 16 y el 13 a.C. La inauguración del “Ara Pacis Augustea”, tuvo lugar el 30 de enero del 9 a.C.El proyecto original contemplaba un conjunto integrado por el Ara y un gigantesco reloj solar. La instalación urbanístico - ideológica -ideada para el Campo Marzio (Marte) septentrional- tuvo vida breve y, en pocas décadas, la integridad del Horologium (Reloj) resultó comprometida. En el área se determinó un general e irreversible proceso de descenso de la cota del terreno, debido en gran parte a las crecidas del Tevere (Tiber).
Los arquitectos romanos buscaron entonces proteger el Ara Pacis con la construcción de un muro que pudiese frenar este proceso de asentamiento. Obviamente, de nada valió esta precaución contra el continuo proceso de enterramiento del área.
El destino del Ara Pacis aparecía sellado y su clausura irreversible. Por más de un milenio el silencio cayó sobre Ara Pacis, haciendo perder hasta la memoria del monumento.
La recuperación del Ara Pacis, iniciada en el siglo XVI, se concluyo cuatro siglos después con la recomposición del monumento en 1938.
En efecto, en febrero de 1937, el Consejo de Ministros en vista del bimilenio del nacimiento de Augusto decretó el reinicio de las excavaciones, con el empleo de técnicas de vanguardia.
Entre junio y septiembre de 1938, contemporáneamente con las excavaciones, se desarrollaron las obras del pabellón, que debía contener la reconstrucción del Ara Pacis sobre el Lungotevere (costanera).
El 23 de septiembre, el día mismo de la clausura del año augusto, Mussolini inauguró el monumento.
Apenas se cruza el Puente Cavour, se encuentra el nuevo complejo museal del Ara Pacis cuyo proyecto fue confiado a Richard Meier & Partners Architects, estudio estadounidense al cual se deben notables proyectos de museos en el curso del siglo XX. La construcción fue asignada a la empresa italiana Maire Engineering.
El complejo es gestionado desde 2006, por la Administración comunal, la Superintendencia de los Bienes Culturales y la Oficina Ciudad Histórica.
El edificio debía ser permeable y transparente en relación al ambiente urbano, sin comprometer el monumento.
Un organismo lineal que se desarrolla a lo largo de un eje principal norte-sud y se articula en áreas descubiertas, ambientes completamente cerrados y en zonas cerradas, aunque visivamente abiertas a la penetración de la luz.
El nuevo complejo museal, esta subdividido en tres sectores principales. En el primero, una Galería cerrada a la luz natural, a la que se accede mediante una escalinata che supera el desnivel entre Via di Ripetta y el Lungotevere y relaciona la nueva construcción a las Iglesias neoclásicas que están delante.
La escalinata presentaba dos elementos que debían retrotraernos al pasado: una fuente (símbolo del puerto de Ripetta) y una columna (símbolo del obelisco existente en la época augusta) que ya no está.
La Galería, que alberga los servicios de recepción, tiene la doble función de recibir las visitas al monumento y de "escudar" o proteger el Ara desde el sud.
El Pabellón central es, donde de día, el Ara está inmersa en la luz difusa de los lucernarios y de amplios cristales filtrantes (1500 m2 de vidrio templado en placas de 3 x 5 m).
El tercer sector, al norte, tiene una Sala de convenciones de dos pisos con locales de servicios. Una amplia terraza abierta al público balconea sobre el Mausoleo de Augusto. Disfrutando el desnivel existente entre el Lungotevere y via di Ripetta, ha sido recabado un vasto plano semi-enterrado, flanqueado por el Muro delle “Res Gestae” ("Las gestas del Divino Augusto"), único elemento conservado del antiguo pabellón.
La elección de materiales busco la integración con el ambiente circundante: el travertino, como elemento de continuidad cromática, el revoque y el vidrio a fin de obtener una compenetración entre el interior y el exterior. Un moderno efecto de volumen y transparencia, de llenos y vacios.
Tratándose de un museo, el microclima interno fue confiado a un complejo sistema de climatización que responde a dos esenciales requisitos: ser lo más discreto posible respecto a la arquitectura circundante y reaccionar rápidamente a causas perturbadoras a las condiciones térmicas y de humedad.
Este museo es la primera obra arquitectónica realizada en el centro histórico de Roma desde la caída del fascismo hasta nuestros días.
Como siempre sucede con estas obras, que deben “coser” o, mejor dicho, integrar de la mejor manera lo nuevo con lo preexistente, ha desatado todo tipo de polémicas en la Ciudad Eterna.
El Sindaco Alemanno está impulsando un proyecto que busca, por un lado demoler el muro de Meier pues este oculta parcialmente la vista de las iglesias de San Girolamo y San Rocco y, por otro, desplazar la Fontana de los Navegantes.
Frecuentemente los arquitectos percibimos que, si tuviesemos la oportunidad de volver a proyectar la misma obra, seguramente hariamos varios cambios. Esperemos que esta nueva intervencion mejore todo lo bueno realizado.  

domingo, 22 de julio de 2012

EL "SANTUARIO" DE LOS GATOS DE ROMA

Por Jorge Alberto Garrappa


La última etapa del viaje por Italia me encuentra en Roma.
Para conocer la Ciudad Eterna hace falta toda una vida. Lo reconocen los propios romanos.
Y es verdaderamente así.
En esta oportunidad he querido ver edificios y espacios che no ven –por lo general- los turistas pero, que los ciudadanos romanos usan diariamente.
Uno de estos espacios es el Largo di Torre Argentina, en el corazón mismo de la capital del estado italiano.
Allí están las ruinas del Teatro de Pompeyo, entre cuyos restos arqueológicos viven decenas de gatos que, la Asociación Colonia Felina Torre Argentina- da en adopción a quien quiere cuidar de algunos de ellos.
Todo esto no sin antes compilar las formas establecidas cuya documentación emite dicha asociación.
Mi amigo Fabio -de origen siciliano pero romanísimo el- y su esposa Ada se han transformado en “papa” y “mama” de una pareja de estas criaturas que han querido bautizar como Romeo y Clelia.
A parte de esto, muchos turistas argentinos van allí creyendo encontrar un homenaje de Roma al país sudamericano.
Teniendo en cuenta la gran colectividad italiana residente en nuestro país, la atracción parece lógica y fundamentada.
En cambio, no es así.
Fabio dice que el nombre “Argentina” deriva del sonido agradable “plateado” de una campana. En la guía de Roma, se afirma en cambio que la Piazza toma el nombre de la Torre Argentina, asi llamada por Johannes Burckardt (en italiano Burcardo), quien desde 1483 fue maestro de ceremonias ininterrumpidamente, de los Papas: Sisto IV, Innocenzo VIII, Alessandro VI Borgia, Pio III y Giulio II.
El prelado, habia nacido en Estrasburgo, Argentoratum in latin. He allí porque amaba llamarse Argentinus.
El había adquirido los terrenos sobre los restos del Teatro de Pompeyo, haciendo construir su palacio, llamado Casa del Burcardo, en vía del Sudario 44.
Desde 1730, la propiedad fue parcialmente utilizada para construir el Teatro “Argentina” quedando la torre “ottocentesca” incorporada en una sobreelevación.
En 1909 se decidió reconstruir algunas partes de la capital del nuevo Reino de Italia, entre las cuales la zona de Torre Argentina.
A consecuencia de los trabajos, fueron descubiertos los restos marmóreos de una estatua colosal. Luego, las excavaciones arqueológicas llevaron a la luz un area sacra, de la época republicana de Roma.
Benito Mussolini, decidió entonces acondicionar el área para constituir el llamado Foro Argentina. El propio Duce lo inauguro en abril de 1929.
El palacio del Burcardo, restaurado, fue destinado a hospedar la SIAE (Societa Italiana degli Autori ed Editori), la Biblioteca y el Museo teatral del Burcardo.
También este “asilo felino” forma parte de la fascinación y la historia de la ciudad de Romulo y Remo, la cual requiere ser descubierta. Solo a pie.
Yo, como de costumbre, arroje una moneda en la mítica Fontana de Trevi. Por ello estoy seguro que retornare. Algún día.
Arrivederci Roma!

SPACCANAPOLI, EL "SURCO" QUE DIVIDE LA CIUDAD PARTENOPEA

Por Jorge Alberto Garrappa

Napoli es bellisima.
Ondulante. Dominada por la mítica montaña que se llevo consigo a casi todos los habitantes de Pompeya, Erculano, Stabia y Oplonti, en el año 79 d.C.
Napoli es rumorosa.
Cosmopolita. Con un tráfico, de tal manera complicado, de dejar huellas indelebles en la mayor parte de los automóviles que circulan.
Está claro que, sean los Borbones sean los Savoya, habían transformado a Napoli en una ciudad real de sus respectivos reinos.
A algunos amigos les he oído decir: “Napoli es muy bella, pecado que este llena de napolitanos” “Atención a la billetera!”.
Yo, en cambio, pienso todo lo contrario.
Napoli no sería tan bella y fascinante si no fuese porque sus habitantes son napolitanos a todo efecto.
Desde el dialecto dulcísimo y musical hasta la cortesía y el calor humano, hay todo un arcoíris variopinto por conocer.
Cierto que sus calles y plazoletas están plagadas de extracomunitarios -mayormente africanos de color- que tiran la mercadería en el suelo mientras la policía lucha –vanamente- por echarlos de alli.
Cierto que existe la “camorra”. Organización mafiosa que se “aggiorna” permanentemente buscando controlar las actividades más diversas de la ciudad.
Pero este problema no es patrimonio exclusivo de Napoli, Sicilia, Calabria, Puglia o del "Meridione" italiano.
Sucede en todas partes del mundo.
Cierto que Napoli esta sucia o, al menos, así lo es actualmente. Como sea, no podría jamás afirmar que el napolitano sea un pueblo sucio. Más bien diria contestatario.
La basura y su procesamiento son problemas, de tal manera complicados, que ponen en crisis a las más grandes ciudades del planeta.
Bien pronto, quizás llegara también a Roma y a otras ciudades “desarrolladas y limpias” como Torino o Milano, si no reaccionan rápidamente.
Cierto que, en Napoli, es más notable la desocupación debido a la gran inmigración -pobre y sufrida- que viene de ultramar buscando un futuro que no tienen en Africa.
Cierto que, en Napoli, hay algunos problemas de seguridad. Pero donde no los hay? Quien podria tirar la primera piedra?
He caminado Napoli. De día y de noche. No he tenido jamás un problema, más aun, he recibido de ellos solo lo mejor.
La devoción por Maradona es casi igual a la que profesan por San Genaro, el milagroso santo cuya sangre se licua una vez al año.
La “capilla”, hecha a propósito con los cabellos del "10", billetes argentinos, fotografías y escritos de todo tipo es custodiada hasta por el dueño del bar de al lado.
El mismo me dice, harto de los turistas argentinos que critican al Diego pero quieren llevarse la foto: “No sos el primero en fotografiarte junto al dueño de la mano de Dios, sos el millonésimo”.
Comprendo esta relación de amor entre Diego y los napolitanos. Ha sido él y solo él quien les dio todo. No solo deportivamente. Ellos le responden con su corazón.
He comido la mejor pizza de toda Napoli y de toda Italia en lo de “Michele”. Un lugar lindo. Pequeño. En via Cesare Sersale. Siempre lleno.
Por lo de Michele han pasado los más famosos. El propio Maradona, Sofia Loren y tambien Julia Roberts han disfrutado el producto de esos “pizzaioli” que se enorgullecen de estar allí desde 1870.
La buena pasta, en cambio, se come en “Mimi alla Ferrovia”. A dos pasos de nuestro hotel, en la esquina de Via Alfonso D'Aragona.
Un “ristorante” bien puesto, bien servido y, sobre todo, a muy buen precio. En los últimos días elegido por Maradona para invitar a cenar al jefe de la agencia de impuestos italiana.
El pescado, en cambio, lo he comido en la trattoria “Nennella”. Restaurante en pleno barrio de los Españoles con una atención muy especial. Informal. Casi como en la Parolaccia de Roma.
Los camareros se divierten entre ellos continuamente. Se pegan cada vez que a uno se le cae un plato o un vaso. Gritan todo el tiempo al ordenar un menu o para agradecer la “propina” de un cliente.
Tal vez porque balconea sobre el “mare nostrum”, las ciudades importantes del Norte –todas ellas mediterraneas- como Milano, Torino, Firenze o Roma, tienen cierta envidia hacia Napoli.
Su golfo “azzurro”, el Vesuvio y la luna creciente reflejandose en el mar, crean un telon de fondo magnifico en un paisaje inusitadamente bello.
A lo lejos, las islas de Ischia, Procida y Capri se recortan sobre el horizonte pretendiendo cerrar el abrazo gigante de ese golfo encantado.
Que decir sobre “Spaccanapoli”.
Esa calle, asi vulgarmente llamada (spaccare = partir), que divide netamente con su perfecta linealidad, la ciudad antigua entre el norte y el sud.
Esta vía constituye el Decumano (en latín: decumanus), eje que corría en sentido este-oeste en las ciudades romanas.
Junto al Cardo, eje que lo hacía de norte a sud, eran la base del esquema urbanístico ortogonal de la “centuriazione” romana (cuadrado de 60 hectáreas).
En el cruce de estas dos directrices principales se encontraba casi siempre el foro, o sea la plaza principal de la ciudad.
Spaccanapoli se subdivide en tres tramos: la Via Pasquale Scura parte de la cima de los Quartieri Spagnoli; la parte central, constituida por las vias Maddaloni, Domenico Capitelli, benedetto Croce e San Biagio dei Librai, donde se encuentran famosas plazas como la del Gesu Nuovo, San Domenico Maggiore, piazzetta Nilo y Largo Corpo di Napoli. Y, finalmente, la parte de Forcella.
En el origen, este trazado comenzaba en Piazza San Domenico Maggiore y proseguia hasta via Duomo.
Las numerosas Iglesias y plazoletas, el Castello, la Piazza del Plebiscito, la Galleria Umberto I, el Molo Beverello (desde donde partían los emigrantes para America) y la hermosa costanera, entre otros, hacen de Napoli una ciudad de ensueño.
Que enamora a quien la descubre.