De Jorge Garrappa Albani
En comportamiento humano, el negacionismo es exhibido por individuos o grupos de individuos que eligen negar la realidad para evadir una verdad incómoda.
En comportamiento humano, el negacionismo es exhibido por individuos o grupos de individuos que eligen negar la realidad para evadir una verdad incómoda.
Según Paul
O'Shea: "es el rechazo a aceptar una
realidad empiricamente verificable.
Es, en esencia, un acto irracional que
retiene la validación de una experiencia o evidencia históricas".
Por su
parte, Michael Specter define
el negacionismo grupal cuando: "todo
un segmento de la sociedad, a menudo luchando con el trauma del cambio, da la
espalda a la realidad en favor de una mentira más confortable".
La
ciencia, a su vez, lo ha definido como: el
rechazo de conceptos básicos, aceptados y fuertemente apoyados por la evidencia
que forman parte del consenso cientifico en tal área en favor de ideas que son radicales y
controversiales.
Este
comportamiento patológico, individual y social, lo padecen muchos argentinos
que no pueden aceptar ni soportar los cambios libremente decididos por la
mayoría.
A tal
punto llega esta enfermedad que, ante la evidencia comprobada de actos de
corrupción inaudita o de acciones flagrantemente condenables, deciden negar,
inventar y esgrimir un relato artificial que justifique sus propios dichos y,
al mismo tiempo, desprestigie al oponente de cualquier manera.
También
este comportamiento “confortable” se ha extendido a descreer de todo y creer
ver, subyacentemente, conspiraciones inexistentes.
De un
lado y del otro se duda y se asegura que, tanto el empresario Yabrán como el ex
presidente Kirchner, jamás murieron y se encuentran, vivitos y coleando, Dios
sabe dónde.
A pesar
de las investigaciones de la justicia y las pericias realizadas por más de un
centenar de especialistas, de todas las partes involucradas, algunos siguen
afirmando que Santiago Maldonado no se ahogó sino que fue asesinado por la
Gendarmería Nacional del gobierno de Macri.
El 15 de
noviembre de 2017, se perdía total contacto con el submarino ARA San Juan de la
Marina Argentina.
Estados Unidos, GranBretaña, Francia, Alemania, Noruega, Italia, Brasil, Chile, Uruguay,
Perú y Colombia sumaron inmediatamente sus buques y aviones
al despliegue argentino de 14 embarcaciones militares, tres de Prefectura Naval
y cinco aviones.
En total, del operativo de búsqueda y rescate (SAR), participaron 49 medios
navales y aéreos durante varios meses sin pedir nada a cambio.
Cuando el
tiempo y las esperanzas de encontrar con vida a la tripulación fueron nulas, las
unidades extranjeras comenzaron a retornar a sus respectivos países. El último
barco en partir fue el ruso Yantar, a principios de abril de 2018.
El
Presidente Macri, a través del Ministerio de Defensa y la Armada, escuchando el
clamor de los familiares de los submarinistas, contrato a la empresa Ocean
Infinity, que se ofreció a buscar al submarino y cobrarle al Estado Argentino
solo en caso de encontrar el buque.
A este
punto, los negadores seriales afirmaban que el San Juan había sido torpedeado
por submarinos ingleses o arrollado por un buque chino y, todo eso, era ocultado
por el Gobierno de Macri.
Para
transparentar la búsqueda, tanto de la nave de guerra como de la verdad sobre
lo ocurrido, el Gobierno y la Armada embarcaron a familiares de los marinos del
San Juan a bordo del buque Seaber Constructor.
El
abogado Luis Tagliapietra, José Luis Castillo y Fernando Arjona formaron parte de la tripulación del buque a quienes se
sumaron dos submarinistas y un oceanógrafo de la Armada Argentina, para supervisar
las operaciones de búsqueda.
El 17 de
noviembre de 2018, los equipos técnicos del Seaber Constructor detectaron al
submarino hundido a 900 metros de profundidad.
Apenas se
dio oficialmente la noticia, el negacionismo patológico comenzó a rebrotar en
algunos sectores de la sociedad con las más descabelladas teorías del complot.
Decir que
Macri sabía desde hace un año donde estaba el submarino es subestimar la
inteligencia de una docena de países del mundo que habrían aceptado ser
cómplices del ocultamiento pergeñado por el Gobierno argentino.
Con que
fin lo harían? Porque habrían puesto su prestigio en juego? Que obtendrían por
ello?
Sencillamente
Patético.
Decir
esto es también acusar de complicidad a los familiares embarcados en el Seaber
Constructor que supervisaron la búsqueda del submarino hundido.
Estos
sectores, al no poder aceptar la verdad incómoda e inesperada, desataron su
locura y odio sin ningún tipo de miramiento.
Redoblaron
la apuesta exigiendo al Gobierno reflotar la nave, que yace a 900 metros de
profundidad, y a cualquier costo.
Aun desconociendo
los códigos de la marina de guerra, aun dividiendo a los propios familiares. Nada
importa con tal de “cargarle un muerto” al Presidente para derrocarlo antes de
las próximas elecciones.
Triste, terrible
y monstruoso a la vez.
Si Mauricio
Macri tuviese el poder para lograr que, potencias del mundo como los Estados
Unidos, Rusia, China, Reino Unido, etc., mantuviesen en secreto el hallazgo del
submarino hasta ahora, Macri sería el hombre más poderoso de este planeta.
Toda esta
conducta patética y ridícula no pasaría de esto sino fuera por la contaminación
social que genera sin contar el interés económico que persiguen tras el slogan:
“queremos que se haga justicia”.
Claro,
esto siempre y cuando la justicia dictamine lo que los quieren escuchar y, si
es posible, les asignen alguna cuota mensual pecuniaria aportada con el trabajo
de todos los argentinos.
Los
negacionistas patológicos, en materia de política internacional, critican a
Macri por haber recurrido al FMI preventivamente mientras ellos lo hicieron sin
que se les moviera un pelo en el pasado próximo.
Asimismo,
hoy denuestan al gobierno por el G-20-18 que se realizó en Argentina, cuando
aplaudieron la participación gubernamental en los G-20 desde 2008 hasta 2015.
Esta
gente contaminada puede ver la violencia en Argentina pero nada decir sobre los
miles de muertos de la dictadura venezolana.
Siempre
con un relato artificial elaborado para cargar las culpas a otros y no a sus
amigos o camaradas de ruta.
Muy
lamentable, pues estas conductas solo obstaculizan el dialogo tan necesario
entre los dirigentes de todas las instituciones del país.
Este es
el factor principal que imposibilita la realización de un pacto nacional como
aquel de la Moncloa que tanto predican los militantes del propio negacionismo.