Por Jorge Garrappa Albani
He escuchado a muchos analistas y
periodistas evalúar –a mi criterio equivocadamente- que la figura de Alta Traición
a la Patria con que Nisman, y hoy el Juez Bonadío, acusan a Cristina, Timerman
y a los otros cómplices necesarios. Que no tendría sustenta jurídico pues, afirman como
los propios acusados, que debería haber habido un estado de guerra entre ambos países
para que pueda considerarse traición a la Patria.
Sin embargo yo sostengo,
en primer lugar, que el Presidente de la Republica como Comandante en Jefe de
las Fuerzas Militares y de seguridad del País es quien debe velar por la integridad del territorio y de cada uno de sus ciudadanos.
En segundo término,
es una cuestion factica que hubo dos ataques terroristas -con explosivos de guerra, planificados
por funcionarios de Irán y ejecutado por fuerzas militarizadas de Hezbollah junto
a ex agentes locales de las fuerzas de seguridad- contra blancos civiles indefensos
en una ciudad abierta.
Abierta quiere
decir -segun la Convencion de Ginebra- que Buenos Aires no estaba preparada para defenderse de bombardeos
arteros y sorpresivos que ocasionaron la muerte de un centenar de ciudadanos
argentinos y varios cientos de heridos.
Eso constituye, de
hecho, una acción de guerra en el marco de una estrategia global del grupo terrorista (Hezbollah) con el apoyo logístico y financiero del Estado Irani y de su
embajada en Argentina.
Ante esto, el
gobierno kirchnerista, a través de sus poderes Ejecutivo y Legislativo, en lugar de
repudiar y tomar las medidas pertinentes contra los responsables locales y
extranjeros, decidieron pactar con la nación acusada de apoyar estos ataques y buscar enmascarar toda la operación debido a las condiciones impuestas -por Irán- de "ablandar" las alertas rojas que impedían a sus funcionarios
gubernamentales acusados, salir de su territorio y circular libremente.
Esto llevo a Salehi
y Timerman a solicitar -por nota de 2013- al funcionario de Interpol, Noble, colocar un banner en las
fichas de Interpol de los autores intelectuales de los atentados de Argentina, que expresase claramente
que la situación de estos criminales de guerra seria resuelta
“diplomáticamente” por ambos países firmantes del acuerdo.
De este modo, las
alertas rojas automáticamente quedaban en stand by, los asesinos libres de ir
donde quisiesen y el pacto en plena vigencia.
La denuncia de Nisman y su posterior
asesinato, obligo a Cristina, Timerman y cia. a tratar de limpiar las pruebas
de esta traición con la complicidad de Noble, quien quito de las alertas rojas el
banner mientras se hacía desaparecer la mayor parte de la documentación comprometida
de la cancillería argentina.
La Operación Impunidad Duradera (Enduring Impunity) estaba en pleno desarrollo con la complicidad de la justicia argentina.
La Operación Impunidad Duradera (Enduring Impunity) estaba en pleno desarrollo con la complicidad de la justicia argentina.
Claro, no contaron con que la documentación
de la contraparte –Irán- existe depositada en sus archivos.
Las nuevas autoridades de Irán confirmaron a Nisman, no a Cristina
Kirchner ni a Héctor Timerman desairando al ex jefe de la Interpol, Ronald
Noble.
Y es entendible, las actuales autoridades de Irán son otros actores y ya
no tienen a los funcionarios involucrados entre sus funcionarios y, para nada les
interesa que el desenlace de esta historia, con la ex presidente y su canciller
presos por traición a la patria, encubrimiento y asesinato de un fiscal federal,
los salpique internacionalmente más de lo necesario.
La nota no es
un papel cualquiera. Es un documento oficial de Teherán y la respuesta a un
reclamo argentino.
En el punto 7°
del pacto que coronó una negociación secreta que empieza a salir a la luz dice:
“Este acuerdo, luego de ser firmado,
será remitido conjuntamente por ambos cancilleres al Secretario General (Noble)
en cumplimiento a requisitos exigidos por Interpol con relación a este caso”.
Como si esto
fuera poco, según Irán, el pacto está vigente y, por lo tanto, las alertas
rojas caídas y afirma: “Siguiendo la voluntad política de ambos gobiernos, las
instituciones legislativas y competentes de ambos países lo corroboraron y
confirmaron”.
Si bien aquí el
pacto fue declarado inconstitucional por la Justicia y la sentencia quedó firme
porque el Gobierno no apeló, allá lo dieron por firme.
Si la Argentina fuese como Israel o
USA, el Comandante en Jefe de las fuerzas armadas, es decir el Presidente,
habría echado al representante iraní del País y ordenado la planificación y ejecución
de una operación militar, ultra secreta, para ubicar a los asesinos de sus ciudadanos
y hacerles pagar su crimen. Con sus vidas si fuese necesario.
La historia es clara en este sentido,
Adolf Eichmann fue localizado en Buenos Aires, secuestrado (porque el gobierno
argentino no lo habría extraditado), llevado a juicio y, posteriormente,
condenado a muerte y ejecutado.
Después del 11S, USA busco
incansablemente a Osama Bin Laden hasta que lo encontró, lo mato y lo tiro al
mar. Causa cerrada,
Acá, no solo se ocultaron pruebas y
evidencias sino que todavía se discute si corresponde la caratula de Traición a
la Patria o no.
Por favor…!!!
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