Por Jorge Alberto Garrappa
En 2017 se cumplieron
20 años de la primera visita de rafaelinos a Fossano en el marco del “gemellaggio”
entre ambas ciudades.
Por ello se programó
un nuevo encuentro en la ciudad italiana para recordar aquel acontecimiento del
que fuimos parte.
Una nueva delegación
de rafaelinos estuvo presente junto a las autoridades de las otras dos ciudades
hermanas europeas: Sigmaringendorf (Alemania) y Carcabuey (España).
Al Alcalde de
Carcabuey, Juan Miguel Sanchez Cabezuelo, solo conocía de haberlo visto en los
actos realizados en Rafaela cuando nos visitó encabezando el grupo de Carcabuey,
en 2016.
En Fossano, en
cambio, compartimos varias actividades y actos conjuntos. Durante el encuentro de
despedida, Juanmi nos invitó a visitar Carcabuey en algún próximo viaje a
España. Con mi esposa prometimos que así seria.
Este año programamos
un viaje a España y Portugal. Especialmente anhelábamos conocer el sur de
España, incluyendo una escapada a Carcabuey desde Córdoba o Granada.
La soleada mañana del
23 de septiembre de 2019, a bordo de un bus de la empresa “Autocares Carrera” -con
trasbordo en el Hospital de Cabra- recorrimos los 95 kilómetros que separan Córdoba
de Carcabuey.
El paisaje del
corazón de Andalucía nos muestra las sierras de la Subbética geométricamente
tapizadas de cuidados olivares y viñedos entre pueblos de blanca arquitectura y
techos entejados.
Por allí pasaron y se
afincaron sucesivamente, a lo largo de la historia, romanos, musulmanes y
cristianos.
Por fin Carcabuey
ante nuestros ojos. Dominado desde lo más alto por el castillo hispano-musulmán
de Fuente Ubeda, construido en el siglo IX sobre las ruinas de la antigua fortaleza
romana.
Descendimos del bus alrededor
de media mañana y comenzamos a caminar en busca del Ayuntamiento.
Los primeros
carcabulenses que encontramos, nos indicaron amablemente como llegar muy fácilmente
al centro histórico.
Nos impresiona el
orden, la limpieza y la tranquilidad de esas callecitas empedradas que empiezan
a reverberar con el calor de la mañana otoñal.
El Ayuntamiento hace
esquina justo frente a la plaza donde ya se empieza a notar la actividad creciente
de un día lunes.
En la Planta Alta se
encuentra la oficina del Alcalde y hacia allí fuimos. Nos recibió Lucia Sanchez,
joven concejal del Ayuntamiento, quien nos puso inmediatamente en contacto con
Juan Miguel.
Abrazos interminables
entre italo-argentinos y españoles hermanados fuertemente por los lazos de la
gran inmigración italo-española que encontró un lugar de residencia y
desarrollo en Rafaela.
La emoción del
reencuentro y el cumplimiento de nuestra promesa de dos años atrás en Italia, hacen
una pausa en la mesa de la cafetería de Carmen Garcia Oteros, alcobense que visito
Rafaela tres años atrás.
Allí se unieron al
encuentro Miguel Sanchez Garrido -papa de Juanmi- y su tio Jose Luis Sanchez
Garrido, convocados por el Alcalde para darnos la bienvenida.
Mercedes Castro
Jurado, a cargo de la Oficina de Turismo del Ayuntamiento, fue la encargada de
hacernos de “cicerone” en el city-tour improvisado exclusivamente para
nosotros.
Junto a ella trepamos
esas callecitas hasta la fortaleza y la Hermita de la Virgen del Castillo,
edificada en el interior de sus murallas.
Desde ese fantástico “belvedere”
se puede apreciar la belleza de la planta urbana de Carcabuey y el territorio
circundante.
Mercedes nos transmite,
con gran precisión y sublime gentileza, sus excelsos conocimientos sobre la
historia y la cultura del lugar y los proyectos para frenar el preocupante proceso
de despoblación que golpea a muchos pueblos de España, incluido Carcabuey.
Pudimos saber que el
pueblo contaba con 6.000 habitantes en 1950 y se redujeron a 3.000 en 1981. Que
de las 2.748 personas censados en 2008, quedaron 2.054 en 2018.
Claro, no solo España
padece este triste fenómeno sino que varios países europeos lo sufren, entre
ellos la Italia de nuestros familiares.
Los jóvenes buscan mejores
posibilidades y oportunidades laborales en las metrópolis del propio país o
bien en el extranjero. Sumado a esto, la población anciana va naturalmente decreciendo
sin solución de continuidad.
Se pensaba que la
culpa del desarraigo se debía a las precarias condiciones de vida y al gran
número de componentes de las familias de nuestros abuelos. La planificación
familiar de posguerra, que preveía uno o dos hijos por familia, tampoco pudo
frenar el sangrado.
Este proceso continuo
consecuentemente produce el vaciamiento y abandono de muchos edificios de
vivienda mientras se busca detener el mecanismo.
En fin,
disquisiciones para otro momento y que no deberían ser soslayadas en los
acuerdos de hermanamiento.
Junto a Maria Teresa
y Miguel -progenitores de Juanmi- compartimos un maravilloso almuerzo familiar en
casa de abuela Emilia.
Finalmente dejamos
Carcabuey con alegría y algo de melancolía por haber estado poco en ese lugar
de ensueño de la Comunidad Autonoma de Andalucia.
Esa corta visita, sin
embargo, fortaleció en nuestros corazones ese lazo de hermandad profunda que
nos une más allá de la distancia y los orígenes.
Nuevamente en el bus de
regreso hojeo el libro sobre la historia de Carcabuey y su gente que me regalase
Juanmi con una hermosa dedicatoria.
Gracias Juan Miguel,
gracias familia y hermanos carcabulenses por tanto afecto que nos dieron en tan
poco tiempo.
Ahora sabeis que
nuestra casa es tambien vuestra.
Hasta pronto.
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