Por Jorge Alberto Garrappa
Salvo quienes son arquitectos o
quienes aman la arquitectura como expresión suprema de las artes superiores de
la humanidad, saben quién es Vittorio Meano.
Aun así, quienes conocen sus
obras, desconocen la historia de su vida y el contexto en el que le toco
intervenir.
La arquitectura es la expresión de
una época y los arquitectos deben saber y poder reflejarla sin dejarse tironear
por las modas, caprichos pasajeros o fines exclusivamente comerciales.
De todo el país y el mundo vienen
turistas a conocer Buenos Aires, la gran capital de América del Sur, con todas
su historia, su cultura y su patrimonio físico.
Nadie deja de visitar la Casa
Rosada, el Congreso de la Nación o el teatro Colon, entre otra infinidad de espacios
y obras de grandes arquitectos emigrados de Europa en busca de su propia realización.
Si las visitas son guiadas, a
estos turistas se les explica somera y básicamente quien fue su autor, en que época
se construyo, cuando se inauguro y cosas por el estilo.
Lo que pocos explican son las vicisitudes
vividas por ellos y que forjaron su carácter y personalidad con la que después se
expresaron en sus diseños y materialización.
El caso de Vittorio Meano es uno
de ellos, no el único, pero sucede que desde el otro lado del océano, alguien
se ocupo de completar el rompecabezas de su rica y dramatica historia: Claudio
Martino y Paolo Pedrini.
Ellos investigaron
concienzudamente el trayecto italiano y buscaron ayuda para completar el trayecto
argentino o, mejor dicho platense, del Arquitecto Vittorio Meano.
Así llegaron a mí, apasionado de
la historia y la búsqueda de la verdad que libera al hombre, solicitándome información
sobre la vida y obra de Meano en el país.
A ellos hice llegar mi humilde colaboración
a través de innumerables cartas y escritos que finalmente hicieron madurar en
la distancia una amistad sincera entre nosotros.
Cuando terminaron su fatigoso
trabajo, me pidieron escribir el prologo…imagínense!…nada menos que las primeras
palabras que leerá todo aquel que se interese en el texto del arquitecto del
Congreso Nacional.
Increíble y emocionante a la vez
el desafío y la responsabilidad que, desinteresadamente, han querido regalarme Claudio
Martino y Paolo Pedrini.
Pero la grandeza de estos dos hombres,
preocupados por develar la verdad sobre el Arquitecto del Teatro Colon, no
termino allí, me enviaron por correo la primera copia de “C’era un italiano in
Argentina…” junto a unos exquisitos chocolates piemonteses.
Sé que, en breve, este texto se editara
en Argentina y en español pero, mientras tanto, los interesados pueden visitar
el sitio que bajo el nombre de Vittorio Meano – Il libro, se encuentra entre
los enlaces de este blog.
Vale la pena introducirse en la
vida desconocida de este creador meticuloso y capaz que dejo para la posteridad
obras que configuran el rostro de un país fastuoso pero de una belleza
incomparable.
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